miércoles, 11 de agosto de 2010

José Emilio Pacheco / 2 poemas



INDESEABLE

No me deja pasar el guardia.
He traspasado el límite de edad.
Provengo de un país que ya no existe.
Mis papeles no están en orden.
Me falta un sello.
Necesito otra firma.
No hablo el idioma.
No tengo cuenta en el banco.
Reprobé el examen de admisión.
Cancelaron mi puesto en la gran fábrica.
Me desemplearon hoy y para siempre.
Carezco por completo de influencias.
Llevo aquí en este mundo largo tiempo.
Y nuestros amos dicen que ya es hora
de callarme y hundirme en la basura.

*

PRESENCIA

¿Qué va a quedar de mí cuando me muera
sino esta llave ilesa de agonía,
estas pocas palabras con que el día,
dejó cenizas de su sombra fiera?

¿Qué va a quedar de mí cuando me hiera
esa daga final? Acaso mía
será la noche fúnebre y vacía
que vuelva a ser de pronto primavera.

No quedará el trabajo, ni la pena
de creer y de amar. El tiempo abierto,
semejante a los mares y al desierto,

ha de borrar de la confusa arena
todo lo que me salva o encadena.
Más si alguien vive yo estaré despierto.

***

José Emilio Pacheco.(Ciudad de México, 30 de junio de 1939) es un poeta, ensayista, traductor, novelista y cuentista mexicano integrante de la llamada "Generación de los años cincuenta", junto a Carlos Monsiváis, Eduardo Lizalde, Sergio Pitol, Juan Vicente Melo, Vicente Leñero, Juan García Ponce, Sergio Galindo y Salvador Elizondo. Ha publicado numerosas obras en poesía, ensayo y novela. Ganó el premio Cervantes en 2010. Estuvo en Medellín en el festival de poesía del 2005.

miércoles, 7 de julio de 2010

Norma Henríquez Posada / Poemas

*

*
CONVERGENCIA


Jamás mojé mi pluma
en el tintero
Para escribir un verso
Gritando al universo
Por qué muero…

Mi llanto
se derrama verdadero
Dando forma precisa
o convirtiendo en reguero
el dolor que me consume
y oprime sin aviso
siempre el pecho…

Sería absurdo
queridos compañeros
perseguir un trofeo
resaltando lo hondo
de mi duelo,

Convergemos
no obstante mis amigos
En escribir
constantes a la vida:

Ustedes,
con amor y con esmero,
Pretendiendo
retenerla y consentirla

Y yo… soñando
encontrar aquel sendero
que conduzca
mi nave a la partida,
¡arrancando la pena de mi vida!…

*

MENDIGA DE AMOR


Te regalé mi amor,
Mis versos, mi ternura,
Mi pasión, mi locura,
Pero no me di cuenta
Que no perturba nada
Ni derrite un instante
Tu fría, acerada,
E inhumana armadura.

Vives solo en el mundo
Librando en tu castillo
La sórdida batalla
Del caballero andante
Vestido de invencible
Pero sin dama amante
Que cure con dulzura
Y un amor inefable
Tu enfermo corazón

Mas reúnes victorias
Y vítores que engañan
Y en solitario corren
Sin reparo tus lágrimas
Y envidias al mendigo
Sin triunfos ni castillos
Que lleva de la mano
Su mendiga de amor…

*

NADA


Una sombra soy
Que cada día se borra
Una débil llama
Que el olvido apaga
Un lamento eterno
Tornado en susurro
Una mueca amarga
Que antes fuera risa
Un gemir sincero
Porque aún no muero…
Una vida trunca
Que se desdibuja…
Un lucero lejano
Perdido en el cielo
Una luna obscura
Que olvidó su brillo
Un espejo opaco
Que borró mi cara
Nada, no soy nada…

*

TU PROMESA


Cuántas tardes amigo,
Alegre prometiste
No dejarme caer,
Mientras amante y tierno,
Mi cuerpo sostuviste
Pendiendo hacia el vacío,

Cuando me prodigabas
Con pasión y ternura,
Con algo de locura,
Los dulcísimos besos
Que llenaron mi vida
Con mieles que al hallarte
Comprobé que existían…

Acaso no entendiste,
Por Dios, mi buen amigo,
Que aquélla fiel promesa,
Sólo a medias cumpliste,
Porque…con varonil firmeza
Sostuviste con ansias
Mi cuerpo que temblaba
En tus amados brazos,

Y que al cerrar un día
Para mi alma – tu alma-
Rodó triste al vacío
Mi corazón herido,
Igual que se resbalan
¡Los pájaros de un nido!...

*

HOLOGRAMA


De materia no soy,
Soy holograma
Energía que surca
Las montañas,
Una idea que copia
El infinito
Y a quien duele
el hastío de las almas

De materia no soy
Soy holograma
Que va y viene
Perdiéndose en la nada
Que se busca,
Pero jamás se encuentra
Que pregunta sin
obtener respuesta
Si es que existió
O tan sólo soñó
Con algo efímero
Cual la existencia humana

De materia no soy
SOY HOLOGRAMA

*

DÉJAME


Déjame entrar apenas
un segundo a tu alma
y te prometo amigo,
por Dios, no decir nada,
permíteme dormir
en ti y no a tu lado,
seré sólo el reflejo
de lo que llaman alma,
seré sólo una sombra
por siempre, enamorada,
déjame darme, darme…
apenas, entregarme…

Llévame en ti, tan tenue…
como si sólo en sueños
tus brazos me llevaran…
recíbeme y entrégate
mi amor, de madrugada,
no te diré ya nada
y tú, no dirás nada,
deja que sea tu alma
la que abrace a mi alma,
aunque después amado,
de mi lado, te vayas…

***

Norma Henriquez Posada. Poetisa, nacida en Caldas (Antioquia). Tiene publicado el libro Sentimientos, editado en 2006. Vive y sigue soñando versos en Envigado.

martes, 11 de mayo de 2010

El alma de las palabras / Bruno Salomón


PALABRA

Nos rodea la palabra
la oímos
la tocamos
su aroma nos circunda
palabra que decimos y modelamos con la mano
fina o tosca
y que
forjamos
con el fuego de la sangre
y la suavidad de la piel de nuestras amadas
palabra omnipresente
con nosotros desde el alba
o aun antes
en el agua oscura del sueño
o en la edad de la que apenas salvamos
retazos de recuerdos
de espantos
de terribles ternuras
que va con nosotros
monólogo mudo
diálogo
la que ofrecemos a nuestros amigos
la que acuñamos
para el amor la queja
la lisonja
moneda de sol
o de plata
o moneda falsa
en ella nos miramos
para saber quiénes somos
nuestro oficio
y raza
refleja
nuestro yo
nuestra tribu
profundo espejo
y cuando es alegría y angustia
y los vastos cielos y el verde follaje
y la tierra que canta
entonces ese vuelo de palabras
es la poesía
puede ser la poesía

(Aurelio Arturo)

¿Cuál es el misterio de las palabras, de la poesía, de la belleza en ellas? Hay que empezar por admitir que el lenguaje humano está cargado de emociones más que de racionalidad, algo que podemos comprobar muchas veces a lo largo de la vida sin tener para ello que hacer ninguna investigación académica. La conversación cotidiana, por ejemplo, está sustentada casi siempre en motivos, sensaciones, impresiones, reacciones, necesidades pasajeras…pero pocas veces, en pensamientos reales, en conceptos elaborados. Hablamos como sentimos, expresamos directamente la alegría, la rabia, el dolor, la insatisfacción, la esperanza, el amor mediante palabras muchas veces sólo nacidas a impulsos de una fuerza vital que al tiempo que nos contiene y nos mueve, le da forma a nuestro propio ser. De tal modo que no serían las palabras, en sí mismas, sino el continente de esa energía, esa fuerza, ese elan misterioso que constituye en nosotros la vida misma, y acaso, aquello que llamamos alma, o quizá espíritu. Por todo ello entonces resulta, una vez más, necesario precisar la pregunta: ¿Cómo actúan las palabras en nosotros, cómo logran afectarnos?

Edmund Burke señala justamente, en su estudio De lo sublime y lo bello algunos aspectos importantes en torno a las palabras. En primer lugar resalta cómo éstas pueden acumular y generar un poder mayor que el de las artes tradicionales para afectar directamente la mente y la psicología de las personas ya que no se amarran por decirlo así, a las dimensiones de tiempo y espacio inmediatos como sí lo hacen la pintura, el teatro, la danza, la escultura e incluso la música. La palabra, según Burke, por su inmaterialidad, su condición de abstracción de lo real, su capacidad de sugerencia y representación simbólicas de los hechos, los actos y los objetos concretos, abstractos o emocionales puede producir en nosotros un efecto más profundo que ninguno, tan fuerte y trascendental que precisamente por ello, se vuelve definitiva y aun transformadora de la propia existencia. ¿Es el misterio de su sonido, de su grafía, su significado general o concreto lo que nos perturba? No. Evidentemente ese poder de conmovernos, de afectarnos que tienen las palabras viene de la posibilidad de combinación o de libre asociación que poseen. Es decir, de la manera como en determinado momento, escritas o dichas por alguien que las maneja con habilidad (como el poeta, el escritor), logran ordenarse, cobrar un sentido superior y transmitir ese impacto emocional o intelectivo de la idea como fenómeno espiritual, personal y único, comunicando a otros de manera análoga, una sensación, una visión o una experiencia de índole individual que dicho poeta, escritor o simple hablante vive, experimenta y quiere transmitir. Como si por una especie de magia interior, las palabras lograran provocar en nosotros un hechizo, una reacción involuntaria y sorprendente capaz de llevarnos a estados de goce, de dolor, de serenidad, de contemplación o tristeza similares a los de la persona que las produjo. De ahí el poder que tiene la poesía como una de las artes con mayor raigambre en el espíritu humano.

La poesía logra, a partir de esa capacidad de combinación libre que tiene la palabra, llevarnos a recrear en nuestro ser más íntimo, sobre todo, estados de bienestar o malestar, de esperanza o infelicidad, de temor o misterio. Posee la facultad de desencadenar en las personas la pasión en todas sus gamas. Abre el corazón, más que la mente del hombre, a realidades que de una u otra forma permanecerían invisibles o desconocidas. Instaura y replica en nosotros el deseo, la angustia, la ansiedad o la armonía interior. Parece vincularnos con aspectos ocultos de nuestro pasado, no sólo como individuos sino como especie, restaurando vínculos perdidos de memoria y comprensión, de inteligencia y sensibilidad que en el trasunto cotidiano de la existencia y los automatismos de la realidad práctica perdemos inevitablemente.

Las palabras, entonces, sólo poseen el alma de la humanidad que las creó y continúa reinventándolas. No son, apenas, la expresión aislada de una persona, sino el símbolo vivo de un ideal de verdad, de belleza y de permanencia frente al tiempo, el olvido y la muerte, ideal que quisiéramos alcanzar cada vez que las escribimos, las repetimos, las acariciamos, las recordamos, las susurramos, las cantamos o las gritamos al viento. Ellas nos hacen soñar, nos hacen entender de un solo golpe la belleza infinita del mundo, desde las cosas más pequeñas y efímeras, hasta las más grandes y supuestamente eternas que la vida en sí nos ofrece.

Burke descubre que sólo cuando las palabras renuncian a servir a la descripción objetiva de las cosas se convierten en poesía. Las palabras necesitan, para desencadenar su verdadero efecto en el alma de quien las oye, las lee o las evoca, abandonar su sola función comunicativa, su sentido convencional. Es lo que sucede en la poesía, pues en ella es donde las palabras viven con plena libertad. En cambio cuando sólo sirven para comunicar una idea, para describir un objeto, para señalar el sentido práctico de un hecho o cosa, están reducidas a ser lo que son, instrumento utilitario del hombre, pero nada más, renunciando a ese encanto, ese poder originario que las creó.

El vínculo de la palabra con lo sublime, con lo bello, se hace bastante claro desde este punto de vista y surge entonces otra pregunta: ¿Qué es lo sublime y lo bello?

Tal vez en este último punto los caminos se vuelven más intrincados. Toda la filosofía occidental, desde Platón, ha tratado de definir precisamente esos conceptos y hasta el presente la discusión sigue abierta. Afortunadamente nunca podrá darse una respuesta definitiva alrededor del tema porque mientras el ser humano exista y no pierda su capacidad de asombrarse, de sentir, de ser afectado por las palabras y por los fenómenos de la existencia que lo rodean, podrá descubrir siempre una nueva noción y aventurar una visión distinta sobre esas cosas, esas ideas. En tal sentido lo sublime y lo bello será sólo la proyección de lo verdadero en lo humano, lo auténtico que en cada uno de sus actos, de sus hechos y sus palabras pueda alcanzar el hombre.

Las palabras nunca desaparecerán de la vida de las personas, me atrevo a pensar, mientras sean el reflejo del sentimiento, de la emoción y del espíritu. Podrán transformarse, eso sí. Podrán cambiar, evolucionar y adaptarse a todas las tecnologías que lleguen. Podrán dejar de escribirse y leerse de la manera como hoy lo hacemos. Pero de alguna manera estarán ahí, resonando en nuestro interior, con cada pensamiento, con cada imagen de nuestra vida hasta el final de los tiempos porque ellas son la materia viva de la que estamos hechos. Sin lenguaje no seríamos lo que somos. En esto no hay más que volver a citar al viejo Wittgenstein: “Los límites de tu lenguaje son los límites de tu mundo”.

***

Bruno Salomon- Escritor y lector residente en Envigado.

martes, 16 de marzo de 2010

Alexa del Coral / Minicuentos




NÁUFRAGOS

Irremediablemente sumergidos, lentamente nos traga el abismo verdinegro en cuyo fondo se entrecruzan corrientes frías y cálidas. Tus senos se enredan en el plancton y mis brazos se adosan a tus carnes como lánguidas anguilas. Dejamos que el lodo comience a sellar nuestros ojos, oídos, nariz y sexo, ávido légamo del que seremos parte. Las anémonas nos hacen señales melancólicas en el rumoroso, opalino descenso de este amor náufrago en que al fin, tras largos días de desesperación, acabamos. Arriba nos dice adiós el sol y el agitado oleaje de la vida. Ahora, tú y yo, al fin tranquilos, habitaremos el reino de los peces y los antiguos pulpos de sedosa mirada.

***


UNA CAMA NO ES UNA ALFOMBRA

La noche en que Irene conoció a Andrea, hicieron el amor sobre la alfombra. Andrea dormía siempre allí puesto que le parecía más cómodo y bello. Le había tomado odio a las camas desde niña por todo lo que una cama representaba: costumbre, rutina, aburrimiento, pesadilla, soledad, miedo. La alfombra, decía, era en cambio para ella, libertad, juego, imaginación, deseo. Irene le dio la razón y desde entonces, siempre lo hicieron sobre alfombras, y la verdad es que volaron maravillosamente en ellas por Mil y Una Noches más.
***


CENA DE BIENVENIDA


He soñado esta cena por los días y noches de escasez que tuviste; las famélicas horas de tu prisión; la sed interminable de la ausencia y la espera. Ahora, por fin, puedes saciarte: el vino está a punto, las viandas humean, el aroma de la carne y las verduras se entrevera junto al pan fresco, incitando tus papilas, tus ojos, tus sentidos otra vez al placer. Miro tu boca enrojecida saboreando gustosa, y tu lengua que a veces, como áspid del deseo, asoma por tus labios. ¡Ah!, cada plato es mi amor adobado en tomate y cebolla; y de postre estoy yo, esperando tu hambre: degústame, devórame, despacio y en silencio, tendida entre las velas.

***

AL FIN SOLAS

Me despierto, y entre las telarañas del sueño te veo ahí, parada junto a mi cama. Y no sé qué decirte. En la casa sólo estamos tú y yo al fin. Nuestros maridos se han ido juntos a ese "viaje de negocios" y sabemos que nadie vendrá en tres o cuatro días. Por lo pronto, tienes miedo, tienes frío, no puedes dormir. Entonces te digo, ven aquí queridita, quédate conmigo esta noche (y todas las noches si quieres), junto a mi propio miedo, mi frío, mi vacío...Descifremos, con los dedos ansiosos, el secreto perdido de nuestras pieles, los recodos invisibles de nuestra soledad con la febrilidad nerviosa de tu lengua en la mía, y la mía en el fondo de tus hondos silencios...

***

RETRATO DE DAMA CON BANDIDO

Antonio Medina, el temible "Toñilas", el hombre que a sus veintisiete batía ya los récords criminales, había vuelto a escapar de la cárcel. Ahora se refugiaba en casa nada menos que de la condesita Giovanna Pezotti, la bella y enamorada muchacha que con sus influencias, facilitó las cosas. El problema para ella era hacer de su cuarto una celda secreta durante meses si fuera preciso, y que nadie lo descubriese allí, ni siquiera su celoso padre, don Carlo. Así que no tuvo otro remedio que hacer de nueva carcelera ella misma, y cada día, cada noche cuidar de su bandido, de sus necesidades, que no eran pocas, ni fáciles, incluso para una condesita tan guapita ella, tan ansiosa y bien dispuesta a satisfacerlas. Sólo los ardorosos gemidos y cierto traqueteo insistente a deshoras denunciarían, finalmente, primero ante el viejo conde y por ende, las autoridades, la presencia del reo semanas después.

(Finalista en el Certamen "Argerust", 2010, Madrid, España)

***

LA MUJER DE TU HERMANO

No, no insistas, no deberías estar aquí ...!Sabes que no deberías estar aquí!... ¡Véte! ...Vete, y no se lo diré ... Déja ... ¡No me toques! ... !No seas tan atrevido, hombre! ... Mira que pueden vernos ... No...por favor, no...¡Uff!...Más bien te entras de una vez, entonces. No quiero que alguien ..., ..., ...Pero ...¡Qué haces! ... Eres un...a...tre...vi...do ... Ummm...Maldito descarado... ¡Ay! ... ¡Huy! ...¡Ohhh! ... Mejor en el sofá, sí, en el sofá.

***

Alexa del Coral.- Narradora, poetisa, maga. Vive cerca de Envigado y en el corazón de sus amigos, allí teje palabras, risas, sueños.

Gloria Elena Restrepo / 2 textos


MIENTRAS DIOS ORA POR MÍ

Mientras Dios ora por mí
yo arrastro la tierra
menuda de mi destino
por el crepúsculo de mis días
soy deudor de cuarenta diezmos
y sólo llevo lágrimas en los bolsillos
mientras Dios ora por mí
habito desiertos
reciclo cadenas
y secuestro heridas

***

SOY MÁS QUE ESTE SILENCIO

Ya amaneció, es lunes y todo vuelve a la normalidad en las calles de mi barrio, pero estoy aburrido; esta casa me parece fea, el color con el que la pintaron no me gusta. Además, la comida que últimamente me acompaña los días, es agria y me hace quedar en silencio.

Me gustaría ir al supermercado, como lo hace don Jacobo, y comprar todo aquello que no venga en bolsa — detesto las bolsas- cada alimento me sabe a ellas; quiero que mi nombre sea otro y no como me llaman, dizque ¡Casimiro!

Me gustaría leer, escribir y opinar cuando todos conversan en la sala; pero lo único que puedo hacer... es ladrar.

***

Gloria Elena Restrepo.- Poeta, fundadora de Escafandra.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Tres minicuentos / Cecilia Taborda Echavarría


UN DÍA ME IRÉ

Me iré sin decirlo a nadie, ojalá, en una madrugada abrigado por la luna: escapar de adentro sin lágrimas ni presente.
—Su identidad ¿Extranjero?
—Desconocida, solitario de otro continente, imitador del lenguaje universal, habitante del invierno.
—¿Equipaje?
—Casi nada, todos los recuerdos fatigados.
—¿Dinero?
—Necesito muy poco, he sumado todo lo ambicionado.
—¿Familia?
—Desde ayer la dejé joven en la meseta, en el huerto de la humanidad.
—¿Olvidó los amores?
—Me asombran en la noche y ahogan el tiempo.
—¿Ya no pregunta las horas?
—¿Para qué? Malgastaría el único tiempo que tengo en días y noches.
—¿Quiere volver?
—Siempre se vuelve en giros ociosos, en pasos ancianos. Los odios, los rencores, la venganza me han perdonado, corro con el látigo de la fiebre de ser.
—¿Dónde estará hoy?
—En un lugar sin forma donde nadie esté en el pasado, donde no se obligue al futuro. Hace tiempo enfermé señor, sólo vivo en las cuatro estaciones.

***

ESPEJO VIAJERO

Debo confesarme, poeta, soy intrusa en el espejo viajero, te estoy en deuda, visité la casa de tu alma. Hablando de ti, los amaneceres enmarcaron la meseta de inspiraciones en el paisaje de tus ojos, la memoria de Dios que escapó a tu noche de la nevasca. ¿Recuerdas, bardo de América, que compartimos una pena? Te llevaron los Llanos de Cuivá, me dejaste en el huerto. Los arenales fueron contando que una escuela envejecida por aquellos trajines de los caminos, sentó en nuestro arrullo a una maestra.
¿Por qué, poeta, no bailamos una sonrisa?
Vi a nuestras laderas natales silbar la prisa del camión. Volvamos a abordarlo, no sabrán si va a México. A la tierra, poeta, vuelven los versos.
¿Escribiste adónde vamos, sin volver?
Relaté en los atardeceres y en las violetas, nuestras locura, Barba Jacob.
¿Oímos el campanario de la humildad, tocar tus cenizas?
La escuela las habitó.
Espié a la nebliba comerse a nuestro pueblo. Vine, poeta, Cara de Caballo, a decirte que debes ser mi confesor.

***

CONFIDENCIAS DE SAL

Oiga doña Lola, el borracho de Fidel salió anoche como a las diez de la casa de su inquilina, iba más torcido que un mico, vestido a esas horas de bermudas y camisilla, llevaba una rasca que no sabía para dónde pegar, se le veía, eso sí, la media de guaro, el paquete de marlboro y el collar hippie, que no le falta cuando va de carnaval, eso se lo oí decir a don Arcángel, el muchacho va mucho allá a llorar por la ingrata de los versos. Bañado en lágrimas ebrias nos contó que la conoció en una semana santa, fue como la aparición de una virgen solitaria y triste. El Fidel nos repitió que se convirtió en un ángel de alas negras, para poder arrimársele, casi no consigue que le diera el número del teléfono; le tocó volver a la otra semana santa y la encontró en la misma banca de la iglesia, con una sonrisa de hojas de primavera.
—Allá donde don Arcángel está ese pobre borracho, no para de dar suspiros profundos, no se mide al tomar y ya lleva una botella para poder seguir contando la historia.
—¿Doña Lola, usted que es la única amiga de ella, cree que de pronto se apiade de él?
—Vea, doña Concepción, se nota que ese hombre está bien tragado, pero así no la consigue, yo sé que la espantó.
—Ah, ...porque se le ve tumbado en las sombras del parque evocando sin sentido a su equipo perdedor, su empleo perdido y se le oye repitiendo el verso que ella le hizo en la misa mayor de aquella semana santa, donde soñaron ser un ángel y una virgen...
Se le ve todos los sábados donde don Arcángel, esperando que ella vaya a comprar por lo menos un poco de sal, le quiere robar una sonrisa de tienda.
—Me dijeron que ella sigue empeñada en hacer versos, pero que ni siquiera ha vuelto a comprar sal. Que a veces siente que él vuelve a tocar su tristeza en las rejas indiferentes de su puerta.

***

Cecilia Taborda Echavarría. Poeta y narradora. Hace parte del grupo Escafandra y del taller de literatura de César Herrera. Tiene próximo a editar Obligado viento de mar, poemas.
***

domingo, 14 de febrero de 2010

Tres minicuentos de amor / Bruno Salomón


EL MAR Y LA NÍNFULA

Es el verano, y la muchacha lo siente. El mar y su cuerpo tienen cada tarde esa cita secreta que sólo yo advierto: La miro echarse en sus brazos pataleando de gozo; la veo entregarse a su voluptuosidad, a su ímpetu de animal milenario y él la lame, la toma, empujándola suavemente en la orilla. Cómo ríe y se agita la muy pícara, cómo se curva izada sobre el cálido lomo del agua y luego, cómo se deja poseer hasta quedar exhausta, al vaivén de la ola, ninfa dorada, maliciosa, insaciable...La veo regresar al hotel junto a los suyos, con el último arrebol prendido a su frente. Atrás el viejo fauno la esperará soplando, agitando su espuma, toda la noche oscuro, estremecido.


(2007)
***

ORQUÍDEA

Milena se despertó aún con sueño y recordó, aliviada, que no tenía que ir a trabajar. Entonces la puerta del invernadero se abrió de par en par y las demás flores susurraron molestas. El rubio jardinero se acercó hasta su rincón y, descaradamente, retirándola del tibio nicho en que reposaba, la desnudó ante las demás, la alzó en el aire y metió su enorme nariz entre sus violáceos pétalos. Seguidamente, los dedos comenzaron por rozar los bordes sensibilísimos de su corola, una y otra vez. Qué atrevido. Pero después de todo estaba a su merced, frágil y abierta a su lujuriosa inspección. Milena iba a desmayarse, y en efecto, perdió la noción de sí misma cuando el hombre recomenzaba sus caricias. De golpe abrió los ojos. Todo en el cuarto estaba en orden, excepto en su lecho y en los pliegues íntimos de su baby doll.

***

RAYUELA*

Tiro la piedrita desde aquí, Maga. Tú duermes todavía junto a Rocamadour. Asciendo a tu pequeño cielo, junto a tus ojos cerrados, tu cuerpo en reposo, cálido. El único lugar cálido que va quedando en este helado Paris hace rato abandonado por los amantes. Qué importa que apenas me percibas como sombra de ciprés trasponiendo la claridad que aún refleja tu rostro. Sí. Para mí es suficiente con haber vuelto a la página amada donde duermes al lado de Rocamadour, soñando con la luz de un verano sin fin. La piedrita queda junto a tu almohada. Cuando despiertes, te preguntarás quién pudo traerla allí. Será otro de esos pequeños misterios del día que reconfirman tu nombre, Maga.

*(12 de febrero, homenaje a Cortázar en su aniversario)

***

lunes, 1 de febrero de 2010

La poesía es el fuego robado a los dioses / Bruno Salomón


Cuando ya no basta la razón para entender la realidad, la poesía nos abre su puerta en llamas. Cuando el mundo y la vida nos desbordan, sólo ella alcanza a darnos la señal esclarecedora a través de unas palabras tocadas por el sortilegio, la verdad, el misterio del mundo y la vida que se nos escapa.

La poesía es el fuego robado a los dioses por el poeta, moderno prometeo que expía en soledad e incomprensión ese destino entre los hombres… Es el poeta un condenado al suplicio permanente bajo el duro sol de la palabra y el castigo renovado e inacabable del buitre de su lucidez que desgarra su espíritu día y noche. Por ello, ser poeta no es nunca un privilegio fácil ni un simple “arte” común al servicio del placer general o los tópicos sentimentales del momento. La poesía va más allá de las bellas palabras, ritmos y rimas bien sonantes que halagan por un instante el oído ávido de complacencias cómodas. Es, por el contrario, la desnudez absoluta, la síntesis quemante del verbo original abriéndose paso a través de la carne y los sentidos, a través de la sangre y el alma del hombre; la que le da el ser real al poema: lo demás, como decía Baudelaire, “es literatura”.

La poesía es un río poderoso e indetenible más bella cuando fluye tumultuosa, incluso cuando se desborda, cuando se vuelve turbia al recoger todo aquello que el entorno le aporta. Río nocturno cantando con su voz de limo, escombros, soledad y catástrofe porque la poesía será siempre expresión libre del ser y de las cosas, no sujeta a cánones, a academias ni a formas rígidas (signos cambiantes de la cultura). Ella trasciende esos límites y se proyecta más allá del tiempo y de las circunstancias históricas. La poesía es sólo espacio en libertad del sueño y de la vida, no un sucedáneo más, un instrumento utilitarista de las emociones fáciles, del sentimentalismo epidérmico. La poesía auténtica nos compromete con lo más hondo, nos revela la verdad y la extensión extraña del mundo. Nos cuestiona, nos sacude, nos revuelca, nos tira al otro lado de nosotros. La poesía es revolución del espíritu, es guerra a la costumbre, al orden estático, a la petrificación, a la muerte. Ella es movimiento, volición, incendio, estremecimiento, experiencia límite del espíritu, aventura peligrosa de dimensiones sobrenaturales donde el hombre reencuentra el hilo de su laberinto interior hacia la luz, hacia su verdad en medio de la dispersión y la contingencia del tiempo al que fue arrojado desde lo inmemorial.

Ser poeta es, por lo demás, estar ardiendo de continuo bajo la mirada multívaga del cosmos, vivir alimentando el fuego eterno de cien mil millones de galaxias en la propia sangre, el propio corazón reconectado con su origen.

(1992)


***

Bruno Salomón. Lector y escribidor a la sombra del vacío. Husmeador de periódicos en cafés y parques de Envigado, soñador de muchachas y habitante irredento de la melancolía.

***

domingo, 31 de enero de 2010

Gloria Elena Restrepo / Poemas

(Cuadro de Diego Montoya - Antigua casa de las tías en Envigado)

LLUEVE EN LA CALLE DIECINUEVE

En casa de las tías
y a las tres de la tarde
el café recién hecho
emana historias y cuentos
y como si fuera vino añejo
brindamos por los abuelos

En la cocina —alegres—
hacemos fiesta al aguacate
lo cortamos finamente
mientras llueve en la calle dicinueve

Hoy después de un instante
y a las tres de la tarde
el cerco de tapias es olvido
las tejas en cambio
serán cobijo

Hoy después de un instante
las puertas y ventanas
reposan en la casa de novedades

Hoy después de un instante
la casa de las tías
es un óleo de Diego Montoya.

***

CADA DÍA

Me encuentro en la esquina equívoca
como la mañana de lluvia de la primera vez
No sé
si cada día nos separa
No sé
si cada día nos aproxima

Cada día
que no sé de ti
me confirman una habitación vacía
y un andén en espera de una cita.

***

MÁS ALLÁ DEL GRITO

1

Te ví tan bella
flor de tulipán
que jamás creí
en la muerte
de tus pétalos

2

Aquella noche
mastiqué las tijeras
de tu desprecio
y mi voz
brújula de versos
gritó silencios
en este planeta cuerpo

3

Ay amor pulpo
vísteme de púas
aseguro no escapar
de tus abrazos


4

Ámame con la certeza de la despedida
porque el amor no viene a quedarse
Si tuvieras el arte de amar
serías profeta de tus veinticuatro horas
único tesoro
para compartir la dicha de este planeta cuerpo


5

Es bueno dejar de querer
y quitar de la piel
el pegante de los besos
Ahora
clemente de misericordia
voy pisando en el asfalto
la equivocación de un amor intemporal
De ese amor con cara de pulpo
quedan ocho huellas en mi cuello

6

Hoy
habito entrañas de fuego
El silencio de cuarenta años
arde entre huesos
y mi vida huraña cae
más allá del grito

***

Gloria Elena Restrepo. Nacida en 1959, en Envigado, Antioquia. Integrante de talleres y tertulias en Itagüí y Envigado. Coordinó el programa Encontrémonos y luego Escafandra, en la emisora Magna Stéreo, de su municipio. Publicó sus primeros poemas en el periódico La Piedra de la Ayurá y otros impresos.

***

sábado, 30 de enero de 2010

OFELIA RUIZ / Poemas



REGRESO

Vuelven a suspirar días joviales
vuelve libre el recuerdo,
desasido de quejas y sollozos.
Vuelven a pronunciar tu nombre
las grietas de la casa vieja.
Y es tuya, madre, esta amplitud
que asombra,
la edad nueva,
y el temblor en los espejos de tu alcoba.

Los umbrales ya deshechos
rememoran tu fantasma
y sobre el piso roto
por imborrables huellas
tus hijos, hoy de nuevo,
caminan tu memoria.

***

MIRADAS

Y tus ojos se quedaron en mí,
en mis ojos
en mis labios
en mi corazón.
Miradas furtivas
miradas de amor,
de deseo, de pasión.

Miradas que quedaron
en tí, en mí,
en el cuarto
en el césped
en el autobús
en mi alma.

Volverán,
yo sé que volverán.

***

AMANECER

Amanece.
Se rompe el equilibrio
Los sonidos danzan a mi alrededor,
el sol se levanta de su lecho de llamas,
los pájaros entonan su canción de ayer,
las estrellas se acoplan en vagos resplandores,
y...las nubes se aquietan para reposar.

Las luces pensativas
y el ritmo de la savia
son voces ligeras
que dicen al oído
"el día va a comenzar"

***

ENTREGA

Llegaste de muy lejos
desde la oscuridad de mi alma
desde el punto negro de mi tercer ojo
Te aproximas
con tus garras de tigre hambriento
y me posees

Y en lo profundo del silencio
me entrego a tí.


***

El verde de tus ojos
penetró mi alma
buscando a hurtadillas
la esperanza

***

Ofelia Ruiz . Nacida en Ciudad Bolívar, Antioquia, en 1957. Tecnóloga en regencia de farmacia. Participante en talleres literarios de Itagüí y Envigado. Hizo parte del programa Encontrémonos y Escafandra, de Magna Stéreo en Envigado.

***

viernes, 29 de enero de 2010

Cecilia Taborda Echavarría / Poemas











INFINITO COMIENZO


Espera a que me pinte la boca.
En el perchero colgaré mi alma.
Dejaré las medias de seda calzadas en tus manos.
Cruzaré el sonido de las piernas.
Vestiré los senos con tu desbordado pecho.
Mi cabellera húmeda caerá en tu ombligo.
Gacela salvaje en el instante del éxtasis.

***

DESPUÉS

Tan plácidos,
atados como la enredadera,
adormilados
en el crepúsculo de la entrega.
Mojados como hojas de hierba,
desnudos e inmóviles,
ya desbordados los deseos
hemos llegado a la cúpula
donde cruzas el túnel
con el salvajismo de un remolino
¡Arrastrándome!

***

DESPUÉS DE LAS MUERTES


¿Por qué lloro, si es inútil?
Nadie escucha un muro
que va al nore sin dientes, sin cabellos.
No pude alzar mis alas de roca
No me hables de gotas soy muro
No acortes la distancia soy muerte
De un hombre que vendió la tibieza
¿Por qué lloro, si es inútil?
Nadie escucha un muro
que cayó a una laguna de gritos
No pude cortar mis pies de roca
No me hables en la espalda soy muro
No alargues el tiempo soy muerte
De un hombre que olvidó la tibieza.
¿Por qué lloro, si es inútil?
Nadie escucha un muro
Que viene del sur cargado de árboles
No pude tallar tantas cruces
No me hables de hombres soy muro
No excaves cimientos soy muerte
De un hombre que robó la tibieza.

***

CARTA A UN POETA


Habla el silencio
en la desnudez de la tarde
suena tu voz a milagro
Presiento tus manos
al escribir el último verso
Me dedicas el aroma a café
de tu sonrisa.
Caminas por mi suspiro
en el abrigo de tu estancia
Te percibo con el olor
a tus cosas
abrazadas al domingo,
absorto en aquel libro
que te desvela,
metáforas de viento.
Tomas por décima vez
aquellos poemas ...
Aún callas y piensas ...

***

COMO EL MAR


El abrazo penetra y abarca
Todos los rincones de mi cuerpo.
Los labios sangran
al romper con las olas de tu boca.
Muerdes mi cuello
como si tocaras una guitarra.
Revuelcas mi cabello
y quedas extraviado
en la selva virgen de mi seducción.
Tomas embrujado mis senos
y descifras el hechizo
de la redondez de la luna.
Palpas mis piernas
que se te antojan columnas griegas,
candente te detienes
al borde del acantilado
para coger la estrella de mar
y llevarla a tu vientre,
vertiéndote sobre ella.

***

Cecilia Taborda Echavarría. Nacida en Santa Rosa de Osos, en 1959. Hizo parte del equipo del programa Encontrémonos y Escafandra, de Magna Stereo en Envigado. Pertenece al taller de literatura de Otraparte dictado por César Herrera. Los poemas publicados aquí hacen parte de su libro, próximo a editar, Obligado viento de mar .

***

jueves, 28 de enero de 2010

María Tabares Puerta / Poemas






















FANTASMA

Soy el túnel que aguarda
tus apariciones.

Las letras que envuelven tu nombre
se han convertido en fantasmas,
llegan en cualquier momento,
gastan los días en el desván de la memoria,
esperan detrás de los pasadizos
las palabras lejanas
que suben por los altos muros
pintados con ecos del color
de los lamentos
y se alejan ...

Yo, soy el lugar de las apariciones
a donde llegas tú,

fantasma.

***

DESPERTAR

Vuelve a anidar tu dolor
en la madera que carga
mis interminables noches

Pasea tu sombra de nuevo
por todo el espacio
encrespando el aire

Regresa la mañana
de sábado impaciente

Suena el metal,
me doy cuenta de que hoy
tampoco vendrás.

***

CENIZAS

Hoy
tu mirada me descubre
traspasa mi piel

Así
como en aquel noviembre
un pedazo de locura
horadó tu frente.

De nuevo
resplandece el sol fundido
en el campanario
que besa tus miedos
y limpia el tiempo
de las playas blancas
que curan los hechizos
en el efímero abrazo
entre la lluvia y el fuego.

***

PINCELADAS

Dolor,
dibujas las sombras
del atardecer.

Las sonrisas fingidas
del que no cobró.

Dibujas el mantel,
el gato rosado,
la cama perfumada.

Dibujas,
la cartera vacía,
el espejo empañado.

Pincel de dolor
¿por qué no dibujas
mi respiración?

***

SENTIDOS COLGADOS

Mis sentidos
se hallan extraviados,
divagan,
se duermen colgados
en el brillo de la ciudad.

Sólo cada siete días
logro encontrarlos.

Es cuando abrazo tu llegada
y veo la envoltura esquiva
de tu equipaje,
saboreo tu ansiedad
y escucho de nuevo
la descarnada despedida.

Entonces,
mis sentidos vuelven a dormirse,
divagan y se extravían
mientras pasan siete días
y repites de nuevo
"Ahora debo partir".

***

HISTORIA

Añoro las trenzas
sobre la sábana de colores,
las uñas pintadas de flor.

El temor al levantarme
cuando soñaba con océanos
debajo del vientre.

Los balsámicos besos
de mis amigas de plástico.

La sombra rápida
golpeando las puertas vecinas.

La picardía escondida
en el felino juguetón.

El olor a nuevo
de las hebillas de mariposa
que volaban
con desenfreno

y se escondían
en aquel rincón
de tiernos y cálidos anhelos.

***

RASGUÑO DE LUNA

Cuerpo pintado de luna
deja las cicatrices en el jardín.

Sigue al acecho
con los rasguños escondidos
tras las ramas.

Siembra en el huerto ausente
el frío dibujado en el silencio.

Cuerpo pintado de luna
deja las cicatrices en el jardín.

No trates de adivinar
el color de la luz
a través de ladrillos quebradizos.

No guardes los deseos
ni tapes las rendijas
con tu ausencia.

No te dejes hundir
en danzas de temor.

No te detengas a cubrirme
con vacilaciones.

No escondas las sombras,
no apagues la mirada
sin antes mostrarme
el interior de tus venas,
el sabor del pensamiento,
el color de la luz
que encuentras
a través de ladrillos quebradizos.

Cuerpo pintado de luna
deja las cicatrices en el jardín.

Sigue al acecho
con los rasguños escondidos
tras las ramas.

***


María Tabares Puerta. Nació en Itagüí en diciembre de 1967. Profesional de servicios de salud. Integró el taller de escritores de la biblioteca Diego Echavarría Misas y el Círculo Poético El Parnaso de Envigado. Hizo parte del equipo radial Encontrémonos con la emisora Magna Stéreo de este municipio, y luego como corresponsal del programa Escafandra. Sus poemas han aparecido en diversas revistas y el libro Ofrendas del Día, publicado por la Alcaldía de Itagüí en 2001. Actualmente reside en Bucaramanga.

***

miércoles, 27 de enero de 2010

Reunión en la orilla

En casa de Gloria Restrepo, esta tarde entonces, volvimos a vernos: Cecilia Taborda, Ofelia Ruiz, Mary Tabares, la propia Gloria y Bruno. Evocamos un poco el pasado. Los días en que se emitía por Magna Stéreo de Envigado, una hora semanal de poesía y comentarios, bajo el nombre de Escafandra, esta palabra que tanto significa ahora para nosotros. Estuvimos de acuerdo en que el grupo debe seguir adelante y no permitir que el olvido, la indiferencia, terminen ahogando aquellos días de exploración subacuática en esas aguas interiores del ser y del lenguaje.

Así que aquí estamos otra vez y el mar en su intimidad nos reclama.

***